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Andrea Hoyos: cine y feminismo

Andrea Hoyos es quizás la cineasta más joven (23 años) en obtener el premio DAFO, otorgado por el Ministerio de Cultura. Su primer largometraje Autoerótica promete poner el dedo en la llaga sobre temas que hasta el momento, siguen siendo tabúes en nuestro país: la sexualidad femenina en la adolescencia y el aborto.


La originalidad para abordar un tema álgido de una forma fresca como un caso documental fue la valía que el jurado le adjudicó a una película, que para Andrea Hoyos, es la puesta en práctica de lo que por mucho tiempo ha pensado, discutido y reflexionado teóricamente acerca de la sororidad, es decir la solidaridad entre mujeres en un contexto de violencia.


Nuestra coworker más joven lidera en estos momentos la preproducción de su película, mientras disfruta de los espacios liberales y de la buena onda de Kennedy.

A continuación una entrevista que nos acerca un poco a la propuesta que está cocinando en Liberal y a sus ideas sobre cine y feminismo.


¿De qué va Autoerótica?


La película trata sobre una adolescente, su desarrollo y descubrimiento sexual durante un verano. La historia nació hace tres o cuatro años y desde entonces ha mutado mucho pero en esencia es la misma, habla de la conciliación entre las mujeres. De hecho las ganas de contarla surgió cuando comencé a ser consciente de que las mujeres de mi vida habían tenido un valor distinto conforme fui creciendo y de cómo, durante mi adolescencia, las consideré como mi competencia. Ahora de adulta me doy cuenta que nos atraviesan violencias similares a todas las mujeres y este es un lugar para resistir juntas. Ese el motivo más grande para hacer esta película.


¿Cuál crees que sea la importancia de visibilizar estos temas en tiempos en los que las estadísticas de feminicidio y violencia contra la mujer son tan alarmantes?


El cine es un medio para contar historias. Me parece bueno que se abra la posibilidad de que no solo sea una persona, (yo en este caso por ganar el premio) quien pueda contar historias sobre mujeres, si no que otras más tengan la oportunidad de contar otras historias al respecto, porque yo no tengo la verdad. La idea es que todas, desde distintas formas y lugares, podamos contar una parte de la historia de la mujer. Considero que es un cambio importante el hecho de haber premiado un proyecto como este. Esto es gracias a las mujeres que hemos hecho presión durante años y a las mujeres que han luchado durante toda la historia para que nosotras podamos hacer lo que hacemos.


¿Crees que el cine es un medio potente para ampliar los imaginarios sobre la mujer?


El cine te permite entrar a un espacio y a una vida paralela por un momento y vivir esa ficción planteada. Creo que es bueno que las historias de mujeres sean contadas por mujeres, protagonizadas por mujeres con equipos de mujeres porque creo que sí existe una diferencia al contarnos nosotras mismas. A través del cine, podemos jugar a ser otros por un momento y eso permite generar algún tipo de empatía porque el espectador se acerca al personaje y no a una persona. De repente en la ficción más cosas son posibles que en la vida real.


¿Cuál crees que pueda ser al aporte de Autoerótica en la cinematografía nacional?


La sexualidad de las mujeres aun es un tema muy tabú en Perú. No se habla de cómo nos descubrimos, de si nos tocamos o no. No se habla de nuestros gustos, ni de nuestra diversidad sexual y creo que el aporte de Autoerótica es hablar de todo eso. Lo que creo que está generando la película, aun cuando está en preproducción, es generar discusión entre mujeres. La película está hablando en voz alta sobre lo que es ser mujer, ser adolescente, sobre el aborto, nos está haciendo conversar.


¿Cómo definirías la propuesta de Autoerótica?


Es una película cruda, habla de cómo la realidad te pincha el globo cuando eres adolescente y de cómo pasas repentinamente de situaciones muy pasteles a otras en las que la adolescencia y el mundo real arrasan contigo y te despiertan. Y esa es la propuesta audiovisual: cómo el mundo real te empieza a señalar, a criminalizar por ser mujer y cómo la sociedad comienza a decidir sobre tu cuerpo. Hay allí una crudeza, un acercamiento a la realidad.


Si tuvieras que hacer un diagnóstico del cine peruano, ¿cuál sería tu observación?


Yo diría que hay muchas buenas películas. Estamos creciendo, estamos contando historias diversas desde distintos lugares. Aunque sí creo que faltan más historias de mujeres y de personas no heterosexuales en nuestro cine, en ese sentido necesitamos un cine distinto, pero estamos en proceso.


Trabajas con un equipo de solo mujeres, ¿cómo está siendo esa experiencia y por qué crees que haga la diferencia?


Yo creo que en general los procesos son muy importantes. Para mí son fundamentales. Yo quería hacer la película rodeada de mujeres porque es una forma de entenderme a mí también. Además creo que si voy hablar de conciliación y sororidad, tengo que pasar por este proceso yo también para ser honesta con lo que pienso y con lo que estoy haciendo. He estado acostumbrada a que mis jefes y compañeros sean hombres. El cine es un club de chicos. Los audiovisuales y el mundo de la publicidad son así. Estamos acostumbradas a que si tengo una jefa mujer, entonces estamos en posición de competencia y es así porque en estos espacios todas estamos compitiendo por atención y reconocimiento porque es difícil resaltar allí. Quería hacer el ejercicio de podernos escuchar y podernos mirar sobre todo en un una historia que habla sobre lo que es ser mujer. Abrir la discusión trabajando de esta forma enriquece la búsqueda. En el equipo hay hombres pero todas las cabezas de área son mujeres.

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